El pasado sábado recibí una lección de mis pequeños futbolistas del Prebenjamín B de la Fundación del Córdoba C.F.
Jugábamos la 4ª jornada de liga en nuestro campo contra el Villa del Río, que iba líder habiendo ganado los tres primeros partidos. Nuestro equipo, con 7 puntos, se podía colocar en primera posición de la tabla si conseguíamos vencerles.

El partido no fue como hubiésemos deseado. Ya que encajamos un gol en el minuto 2, acabando la primera parte perdiendo 0-7.
El partido finalizó 1-10, pero para mí eso no fue lo importante.
Lo importante fue lo que me demostraron mis pequeños cracks. Y es que ninguno bajó los brazos durante todo el partido.
No hay más que ver sus caras en las fotos, luchando cada balón.
Cada gol que encajábamos, ellos cogían el balón corriendo e iban al centro del campo creyendo que podían revertir la situación.
Se animaban entre ellos.
Eso es un EQUIPO.
En el descanso estuvimos hablando y les dije que no debían lamentarse, porque estaban disfrutando, siguiendo mis instrucciones, y esforzándose al máximo. Y que había que valorar el buen juego del rival, admitiendo todos que eran muy buenos.
Aun así no hizo falta decirles que por qué no intentar meter los mismos goles que ellos en la segunda parte. Si ellos han podido nosotros también, decían. Nunca dejaron de creer, convenciéndose entre ellos mismos.
Y si no se conseguía, les dije que tenían 25 minutos para poder a aprender a hacer cosas muy bien. ¿Por qué desaprovecharlos? Creyeron y siguieron hasta el final.
El partido iba 0-10 hasta el último minuto.
¿Qué pasó justo en ese momento?
¡Marcamos!
Hicieron una piña, incluidos los del banquillo, celebrando que entre todos habían conseguido marcar a un gran equipo, y que lo habían hecho juntos.
Volvieron a coger el balón para intentar marcar otro gol, aunque el árbitro tuvo que pitar el final.
Después de felicitar al rival por su partido, volvimos a hablar y se sentían orgullosos de su esfuerzo. Habían disfrutado de competir contra un gran equipo, valorando así también a sus compañeros de Villa del Río.
Así que les dije que cuando ganamos los dos primeros partidos estuve contento, cuando empatamos el tercero estuve contento, y que después de esta derrota seguía igual de contento o más. Porque seguimos disfrutando, aprendiendo y esforzándonos hasta el final, todos remando en la misma dirección.
Orgulloso de que estos niños representen al Córdoba C.F. y a su Fundación.
Ellos están convencidos de que saldrán a ganar el próximo partido, e intentarán mejorar para que en la segunda vuelta podamos ganarle al Villa del Río.
Ni a mí ni a mis jugadores nos gusta perder, pero creo que esta es una buena forma de encajar una derrota.
¡Seguimos más a tope que nunca!
¡VAMOS!
Un comentario en “No dejar de intentarlo”